No es solo el lago o embalse local, las floraciones de algas nocivas (HAB) ocurren en todo el mundo. Debido a las temperaturas del verano, regiones como Australasia ahora están experimentando los efectos nocivos de la proliferación de algas tóxicas. Los países están buscando ansiosamente soluciones para mitigar esta acuciante crisis ecológica.
Australia en plena floración
Con el clima de verano en Australia, comenzaron a aparecer señales de advertencia en todo el país. Se han anunciado alertas rojas para las algas verdiazules tóxicas en la presa de Menindee, así como para Lower Darling/Baarka, hasta la intersección con el río Murray.
La presa de Menindee proporciona agua potable a aproximadamente 600 residentes. En este momento, el agua se está poniendo verde, como informa The Guardian. (The Guardian)
Se ha advertido a las personas que eviten cualquier contacto con el agua. Además de los malos olores, los residentes más al sur no tienen acceso a agua potable.
La situación es similar en Australia Occidental. El Dr. Andrew Dickie, un microbiólogo médico que vive junto al río Lower Vasse, expresó su preocupación por los organismos productores de toxinas que se han relacionado con trastornos neurológicos.
Recolectó muestras de algas verdiazules y aún debe determinar si contienen beta-metilamino-L-alanina (BMMA), la toxina asociada con la enfermedad de las neuronas motoras. El Dr. Dickie explicó que «hasta el 85 por ciento de las especies de cianobacterias producirán toxinas, incluida la BMAA».
Según el profesor de neurociencias Gilles Guillemin (Universidad Macquarie), los lagos y ríos en el área de Riverina también tienen abundantes algas verdiazules y cianobacterias. Sostiene que «las algas se producían más cada año debido al aumento de la temperatura del agua y al altercado del sulfato y el fosfato utilizados en la agricultura que alimentaban las algas». (Busselton Mail)
Advertencias sanitarias en Nueva Zelanda
Asimismo, el país vecino Nueva Zelanda también se ha enfrentado a problemas de calidad del agua.
Marton es una ciudad del distrito de Rangitikei, en la Isla Norte de Nueva Zelanda. El suministro de agua potable de la ciudad consiste en dos presas que están constantemente expuestas al medio ambiente. Las altas temperaturas del verano han estado estimulando el crecimiento de algas dentro de las represas, provocando problemas de sabor y olor en el suministro de agua potable.
“El agua aún es segura para beber, aunque reconocemos que nuestros residentes pueden sentir un sabor y un olor desagradables. Actualmente estamos buscando una solución a largo plazo al problema». (The Bharat Express News)
Además, en Canterbury (Isla Sur), los funcionarios advirtieron a las personas que no bebieran agua del lago Pegasus bajo ninguna circunstancia. El Dr. Ramon Pink (Oficial Médico de Salud de Canterbury DHB) explicó que la toxina no se puede eliminar a pesar de hervir el agua. (Scoop)
En otras regiones, como Wairarapa y Kāpiti, los lugares populares para nadar se han visto gravemente afectados. El río Ōtaki y todo el río Ruamāhanga han emitido advertencias de nivel de alerta ámbar.
“Es importante que todos analicemos los hechos, para que todos podamos mantenernos a salvo este verano, ya que las algas tóxicas pueden ser dañinas para las personas y los perros”, dice el Dr. Mark Heath (Científico Ambiental Senior). (Stuff)