Cuando pensamos en el calentamiento global, solemos culpar a los coches y las fábricas por emitir esos gases que atrapan el calor. Pero, ¿y si te dijéramos que las pequeñas algas de los lagos también tienen un papel histórico en esta historia del clima?
El alterador del clima
El Dr. Liuwen Xia y un equipo de la Universidad de Nanjing (China) han investigado para revelar una intrigante relación entre los antiguos microbios de los lagos y el calentamiento global durante la era glacial. Sus hallazgos, publicados en la revista Geology, nos muestran cómo estas diminutas criaturas influyeron en el clima de nuestro planeta
Las algas existen desde hace siglos y han influido en los ecosistemas de una forma que sólo estamos empezando a comprender. Pero la verdadera revelación reside en los gases que han liberado a la atmósfera durante eones. El Dr. Xia y su equipo centraron su atención en antiguos lagos alcalinos, con un pH más bien básico (pH de 9 a 12). Resulta que estos lagos emitían a la atmósfera una cantidad sorprendente de metano, un gas de efecto invernadero con un gran potencial de calentamiento.
El truco del carbón
La investigación del equipo se centró en la cuenca de Junggar, en el noroeste de China. Profundizaron en las muestras del núcleo del antiguo lago y realizaron análisis químicos para conocer el tipo de carbono presente. Esta labor detectivesca les condujo hasta las algas verdes acuáticas, las cianobacterias (microorganismos que realizan la fotosíntesis) y las arqueas halófilas (extremófilos que prosperan en ambientes con alto contenido en sal).
Los investigadores descubrieron que ciertos tipos de algas, cianobacterias y arqueas preferían los isótopos de carbono más ligeros (carbono-12) cuando había más carbono inorgánico disuelto en el lago. Esta preferencia hizo que el carbono-13, más pesado, se depositara en el lecho del lago, dejando una firma de carbono distintiva en las capas rocosas.
Entre estas antiguas algas destacaba una especie en particular – las arqueas metanogénicas alcalofílicas. Estos microorganismos se adaptaron a las condiciones de escasez de sulfato y oxígeno del lago y prosperaron produciendo grandes cantidades de metano. Este metano, una vez liberado a la atmósfera, contribuyó al calentamiento global durante la Edad de Hielo del Paleozoico Tardío. La escala de su impacto es asombrosa, y se calcula que las emisiones de metano de estos diminutos organismos por sí solos alcanzan las 2,1 gigatoneladas.
Mitigar el legado
¿Qué nos dice esta antigua historia sobre nuestros problemas climáticos actuales? Las conclusiones de los investigadores sugieren que las contribuciones combinadas de numerosos lagos alcalinos de todo el mundo podrían haber influido significativamente en los niveles de gases de efecto invernadero en el pasado. De hecho, sólo los lagos del noroeste de China podrían haber emitido metano equivalente al poder de forzamiento del efecto invernadero de hasta 7.521 gigatoneladas de dióxido de carbono.
Es una señal de alarma para que prestemos atención a los lagos alcalinos actuales y a sus emisiones de metano. Y mientras buscamos formas de atajar este problema, nos enfrentamos a un reto complicado. Las soluciones, como cambiar el pH de un lago o introducir determinados materiales, conllevan sus propias consecuencias medioambientales. Optar por soluciones sostenibles que no dejen tras de sí un legado químico nocivo se convierte en una forma de abordar los problemas de hoy sin dejar de sentar unas bases sólidas para el mañana.