Deliciosos cócteles de gambas, sabrosos tacos de pescado y nutritivas ensaladas de algas: estos “alimentos azules” son parte esencial de nuestras comidas. Pescados en nuestros océanos y cultivados en entornos de acuicultura, estos manjares acuáticos constituyen una importante piedra angular del consumo mundial de alimentos y del sustento de millones de personas.
Sin embargo, el camino hasta nuestros platos no es fácil, sobre todo por la amenaza de los cambios medioambientales. De entre todas las amenazas, la proliferación de algas está planteando importantes retos a la producción de alimentos azules.
Por qué son importantes los alimentos azules
Nuestros ríos, lagos y océanos nos proporcionan un festín de organismos comestibles: desde los peces que son las estrellas de nuestras comidas, hasta los mariscos e incluso las algas. Estos alimentos azules no sólo son sabrosos, sino que han duplicado su presencia en el consumo mundial de alimentos en los últimos 50 años.
Más allá de ser una delicia culinaria, los alimentos azules extienden sus redes al ámbito de la economía, proporcionando un medio de vida al 10-12% de la población mundial. Con el crecimiento de nuestra población, la demanda de estos alimentos de origen acuático se dispara, pero no está exenta de obstáculos.
Impacto de la proliferación de algas
¿Qué es vibrante, colorido y perjudicial para nuestro marisco favorito? La proliferación de algas. El rápido crecimiento de estas algas puede tener efectos nefastos en la vida acuática, dificultando la búsqueda de alimento por parte de los peces y, en ocasiones, provocando la deslocalización o incluso la desaparición de las poblaciones.
Estas floraciones no sólo amenazan la vida acuática, sino que también suponen un riesgo para nosotros. Pueden generar toxinas nocivas y, al descomponerse la biomasa acumulada, reducen los niveles de oxígeno en el agua. Ambos factores tienen un impacto significativo en la calidad y seguridad de nuestro marisco.
El riesgo para el marisco de piscifactoría es aún mayor. Los peces y mariscos que cultivamos a menudo están confinados, incapaces de escapar de las floraciones repentinas y severas. Esta vulnerabilidad quedó patente en 2019, cuando la proliferación de algas en los fiordos nórdicos provocó la muerte de unos siete millones y medio de salmones atlánticos de piscifactoría, lo que costó al sector más de 90 millones de dólares.
Nuevas investigaciones
Un estudio reciente dirigido por el investigador Cao et al. desvela una realidad sorprendente: más del 90% de la producción mundial de alimentos azules está potencialmente en peligro debido a los cambios medioambientales, y los principales productores de Asia y Estados Unidos son los que se enfrentan a la peor parte de esta amenaza.
La investigación señala las floraciones de algas nocivas (FAN) como un importante factor de estrés biológico que puede poner en peligro la seguridad y la cantidad de nuestros alimentos azules. Las toxinas producidas por las floraciones de algas nocivas son factores de estrés únicos, que afectan no sólo a la cantidad sino también a la calidad de nuestro marisco.
De forma alarmante, las FAN presentan el mayor riesgo de exposición en regiones como Polinesia, Filipinas, Francia, Estados Unidos y Canadá, donde comprometen significativamente la seguridad de los alimentos azules. Curiosamente, mientras que la producción de agua dulce suele ser más vulnerable, las toxinas de las FAN tienen un mayor impacto en la seguridad de los alimentos marinos.
En esencia, la sostenibilidad y la seguridad de nuestro querido marisco están en peligro, influidas significativamente por cambios medioambientales como las floraciones de algas nocivas. Al arrojar luz sobre estos problemas, es de esperar que podamos avanzar hacia soluciones que garanticen que nuestros alimentos azules favoritos sigan estando en nuestros platos y a nuestro alcance.