¿Siente curiosidad por saber cómo ha cambiado el ciclo global del agua en los últimos años debido a la actividad humana y a fenómenos naturales? Un nuevo informe científico destinado a responder a esta pregunta ha revelado algunas conclusiones alarmantes sobre el estado del ciclo del agua de la Tierra en 2022: el propio ciclo del agua está cambiando a nivel mundial.
El equipo de investigadores analizó los datos de más de 40 satélites y miles de estaciones meteorológicas y de control del agua para crear una imagen completa del ciclo global del agua a lo largo del año. Descubrieron que el ciclo del agua está cambiando, con un aire cada vez más caliente y seco. Esto provoca un aumento de las sequías y de los incendios de riesgo.
Efecto de La Niña
El año 2022 estuvo marcado por un tercer fenómeno consecutivo de La Niña, que es un fenómeno oceánico en el que las temperaturas de la superficie del mar son más frías de lo normal en el Pacífico tropical central y oriental y más cálidas de lo normal en el Pacífico occidental. El fenómeno refuerza los vientos del este que traen lluvias al sudeste asiático y Australia. En 2022, La Niña se combinó con las aguas cálidas del norte del océano Índico para provocar inundaciones generalizadas en una franja que se extendía desde Irán hasta Nueva Zelanda, y casi en todos los puntos intermedios. Las inundaciones más devastadoras se produjeron en Pakistán, donde más de 10 millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares por las inundaciones masivas a lo largo del río Indo. Australia también sufrió varias inundaciones graves a lo largo del año, sobre todo en el este, pero también en la región de Kimberly, en Australia Occidental, a finales de año y hasta 2023.
Como es típico de La Niña, la lluvia fue mucho menos abundante al otro lado del océano Pacífico. Una sequía plurianual en el oeste de Estados Unidos y el centro de Sudamérica provocó la caída de los lagos hasta mínimos históricos. Otro año de sequía también diezmó las cosechas y provocó un rápido empeoramiento de la situación humanitaria en el Cuerno de África.
Aunque los datos no sugieren un cambio en la precipitación media mundial, hay tendencias preocupantes en varias regiones. Las regiones monzónicas desde la India hasta el norte de Australia son cada vez más húmedas. Algunas partes de América y África se están secando, incluido el oeste de Estados Unidos, que experimentó su 23º año de sequía en 2022.
Los registros totales de precipitaciones mensuales parecen intactos. Pero las precipitaciones durante periodos más cortos son cada vez más intensas en muchas regiones. Como destaca el informe, en 2022 se produjeron precipitaciones intensas en todo el mundo, desde Brasil, Nigeria y Sudáfrica hasta Afganistán, India y Pakistán. Los aguaceros causaron inundaciones repentinas y corrimientos de tierra, matando a miles de personas y dejando a muchos miles más sin hogar. La creciente presión demográfica está empujando a cada vez más personas hacia llanuras aluviales y laderas inestables, lo que hace que las lluvias torrenciales y las inundaciones sean aún más dañinas que en el pasado.
Crisis del agua
La temperatura media del aire está aumentando. Aunque los años de La Niña son históricamente relativamente frescos, ese efecto se pierde en gran medida en la marcha ascendente de las temperaturas globales. Las olas de calor son cada vez más graves y duraderas, como se pudo comprobar en 2022. Además de ser desastres naturales, las olas de calor y las temperaturas inusualmente altas también afectan al ciclo del agua.
En 2022, las intensas olas de calor en Europa y China provocaron las llamadas “sequías repentinas”. Éstas se producen cuando el aire cálido y seco provoca la rápida evaporación del agua de los suelos y los sistemas de aguas continentales. En 2022, muchos ríos de Europa se secaron, dejando al descubierto artefactos ocultos durante siglos. El aire no sólo es cada vez más cálido, sino también más seco, en casi todas partes. Eso significa que las personas, los cultivos y los ecosistemas necesitan más agua, pero hay menos disponible.
Pasar a la acción
Medidas de adaptación como aumentar el almacenamiento y la eficiencia del agua, desarrollar cultivos resistentes a la sequía y crear sistemas de alerta temprana de inundaciones y sequías son cruciales para mitigar los impactos del cambiante ciclo del agua. También tenemos que tomar medidas proactivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que son el principal motor del cambio climático y, por tanto, de los cambios en el ciclo del agua. Esto incluye la transición a fuentes de energía limpias y el fomento de soluciones sostenibles. Avances tecnológicos como la tecnología de LG Sonic, que puede atajar la contaminación del agua sin afectar negativamente a su calidad, resultan cada vez más cruciales como forma tanto de conservar el agua de forma rentable como de permitir la continuidad de las actividades económicas humanas.
También es importante señalar que las repercusiones del cambio del ciclo del agua afectarán de manera desproporcionada a las comunidades vulnerables, como las que viven en la pobreza o en zonas bajas. Por lo tanto, es crucial garantizar que las medidas de adaptación tengan en cuenta las necesidades y perspectivas de estas comunidades.