Todas las actividades humanas dependen de la disponibilidad del agua. Tanto para la supervivencia básica como para las industrias más complejas e innovadoras, la cantidad y calidad del agua afecta al bienestar de todas las personas, empresas y naciones. Sin embargo, el agua no es un recurso ilimitado, especialmente el agua de la calidad necesaria para la sociedad humana. Allí es donde entra en juego la gestión del agua. Además, como todas las industrias, la minería tiene el deber de utilizar el agua de forma responsable y sostenible.
El papel del agua en la industria minera
El agua es un factor crítico en la rentabilidad de la industria minera y, al mismo tiempo, es utilizada y contaminada en grandes cantidades cuando este proceso se realiza de manera insostenible, perjudicando a las comunidades locales y hábitats. Esto significa que la industria minera tiene un triple imperativo para una gestión más sostenible del agua, motivado por necesidades económicas, ambientales y sociales.
Según los resultados del Carbon Development Project (CDP, Proyecto de Desarrollo del Carbón), un estudio realizado en nombre de 530 inversores que representan 57 billones de dólares en activos y publicado en julio de 2013, el 64% de los encuestados en la industria minera había padecido consecuencias empresariales negativas relacionadas con el agua a lo largo de los 5 años anteriores.
El agua se utiliza principalmente en al menos tres procesos fundamentales de las explotaciones mineras.
El procesamiento de minerales utiliza agua en cantidades industriales en explotaciones de canteras, molienda de minerales extraídos, inyección de agua para la extracción secundaria de petróleo o para la extracción no convencional de petróleo y gas (como es el caso del fracking o extracción por fracturación hidráulica), además de en otros procesos asociados. Varios minerales económicamente relevantes requieren agua para su extracción, como es el caso del carbón, el hierro, la arena, la grava, el petróleo crudo y el gas natural. Además, el agua es necesaria para la refrigeración de la maquinaria, para la separación centrífuga y para el procesamiento químico de los materiales.
Los sistemas de control de polvo por humedad requieren grandes cantidades de agua. Inicialmente, estos sistemas utilizan boquillas de pulverización para aplicar agua en la fuente de polvo y evitar que el polvo sea transportado por el aire, pero también se utilizan para dirigir las partículas de polvo transportadas por el aire y así suprimir y minimizar la distancia que recorre. Tanto en el procesamiento de minerales como en los vertederos o carreteras, el control del polvo resulta crucial para minimizar los riesgos para la salud y la seguridad, así como para reducir el impacto medioambiental.
En una mina, la actividad que más agua requiere suele ser el transporte. Luego de su extracción, el mineral se tritura y suspende en una lechada acuosa que luego se bombea por tuberías hasta la planta de procesamiento. Aunque utiliza más agua que los métodos de transporte convencionales como los camiones o los trenes, este método es mucho más eficiente desde el punto de vista energético y es económicamente más viable.
En función de su uso, el agua se clasifica en agua bruta, que es la procedente de las precipitaciones, aguas subterráneas, ríos y lagos, y es utilizada para las necesidades de los empleados, como agua de reposición para procesos, para cubrir la demanda de agua de pozos y minas subterráneas, para el lavado de la flota móvil, como agua para los sistemas contra incendios, etc. La segunda clasificación de agua se conoce como flujo conforme (agua sin contacto), la cual cumple con la legislación medioambiental y puede liberarse directamente al medio ambiente sin tratamiento. Finalmente, el flujo no conforme (agua de contacto) es agua que ha estado en contacto con la minería, el procesamiento de minerales y la eliminación de residuos y, como tal, no es adecuada para su liberación directa al medio ambiente. Para mejorar la eficiencia en el uso del agua, el flujo no conforme se suele recuperar y reutilizar in situ en la mayor medida posible, para luego ser tratada según sea necesario.
En resumen, sin la disponibilidad de una cantidad adecuada de agua, muchos minerales no pueden ser extraídos. Por ello, el acceso al agua es necesario para el uso seguro y eficiente de la maquinaria industrial y para reducir los riesgos para la salud humana. Además, una disponibilidad adecuada del agua mejora la rentabilidad de los yacimientos, especialmente en zonas remotas que no tienen acceso a carreteras o infraestructuras ferroviarias.
Desafíos en la gestión del agua
Los desafíos en el suministro de agua a una explotación minera dependen de cada región en particular. En climas secos como el suroeste de los Estados Unidos, el norte de Chile, el sur de Perú y el norte de África, el problema principal es su escasa disponibilidad. El déficit debe cubrirse mediante una gestión eficiente del agua, orientada a su conservación y reutilización. En regiones húmedas como Colombia, Indonesia y Nueva Caledonia, los obstáculos son las inundaciones, que pueden provocar vertidos, erosión y fallos en las infraestructuras. Por último, las operaciones en climas fríos como Canadá, Rusia y Finlandia deben tener en cuenta el agua resultante del derretimiento de la nieve y el deshielo debido a la actividad minera, garantizando que sea posible un drenaje adecuado sin afectar ni el medio ambiente ni la actividad de extracción. Un uso insostenible del agua puede tener consecuencias catastróficas para los seres humanos y el ecosistema.
Eventos como el vertido de cianuro de Baia Mare destruyen los ecosistemas, generan elevados costes derivados de demandas judiciales por daño medioambiental, además de reducer la confianza del público en la minería. En este caso, la rotura de un embalse liberó 100.000 toneladas de agua contaminada con cianuro que se vertieron en los ríos locales Someş, Tisza y Danubio, matando hasta el 80% de la vida acuática de las regiones afectadas y contaminando el agua potable de más de 2,5 millones de personas. Por ello, cada mina debe desarrollar un enfoque holístico e integrado de la gestión del agua.
Métodos para mejorar la eficiencia del uso del agua
A medida que aumentaron las presiones para mejorar la eficiencia y reducir el impacto ambiental de la minería, se desarrolló variedad de métodos y tecnologías enfocadas en facilitar un mejor uso del agua y garantizar su rentabilidad y cumplimiento de las normas medioambientales. Estos nuevos enfoques incluyen: limitar el volumen de agua necesario para las operaciones mineras, utilizar fuentes alternativas de agua de menor calidad cuando sea posible (como el agua de mar), tratar el agua de las minas para su reutilización y proteger la calidad del agua vertida tras su uso.
Se necesitan métodos adecuados tanto para garantizar la disponibilidad de agua como para evitar el uso excesivo de productos químicos, el cual puede suponer un riesgo de incumplir la normativa medioambiental. Una forma de captar el flujo no conforme para su reutilización y tratamiento es mediante embalses de relaves. Sin embargo, el elevado pH y salinidad favorecer la proliferación de algas, que pueden obstruir los filtros y hacer que la reutilización del agua resulte mucho más lenta y costosa. Si bien el sulfato de cobre puede utilizarse para evitar la proliferación de algas, tiene graves consecuencias para el medio ambiente y no siempre cumple las normativas. La extracción y limpieza manual son costosas, requieren mucha mano de obra y llevan mucho tiempo, lo que ralentiza la extracción y reduce los beneficios.
Una solución sostenible
Los productos químicos no son una solución sostenible para la industria minera, ya que suponen un riesgo para el cumplimiento de la normativa medioambiental. Por ello, en LG Sonic hemos desarrollado MPC-Buoy, una solución innovadora y respetuosa con el medio ambiente para el crecimiento de las algas que puede utilizarse para optimizar el uso del agua en las minas.
La tecnología ultrasónica de LG Sonic sólo afecta el crecimiento de las algas, dejando indemnes a las demás formas de vida acuática y evitando la liberación de toxinas de las algas. El sistema puede prevenir la proliferación de algas mediante el monitoreo de la calidad del agua en tiempo real, lo que permite seguir trabajando con normalidad al tiempo que se conserva el agua y se ahorra tiempo y dinero. Las experiencias reales de Vale en Brasil y del Proyecto de Oro de Masbate en Filipinas han demostrado la eficacia de esta tecnología, con clientes satisfechos y un impacto medioambiental mínimo en la industria minera. Esta tecnología es uno de los muchos pasos capaces de conducirnos hacia un futuro en el que la minería sea capaz de proveer minerales cruciales sin ejercer mayor presión sobre el suministro de agua ni los ecosistemas locales.